Las tres religiones. Un diccionario
En un espacio y un tiempo
relativamente cercanos, entre Palestina y la región noroeste de Arabia, del
siglo VII a. C. al VII d. C., han surgido esas tres religiones que podemos
monoteístas (pues adoran a un único Dios) y también abrahámicas, por vincularse
al patriarca Abraham, aunque cada una tenga su propio fundador (Moisés, Jesús,
Muhammad). Desde Palestina y Arabia, ellas han extendido hacia de oriente y
occidente, en un camino que sigue abierto y que, previsiblemente, definirá el
futuro de la historia humana. Estas religiones ofrecen unos rasgos comunes que
las diferencian de aquellas que provienen del lejano oriente, vinculadas, sobre
todo con China y la India (hinduismo, budismo y taoísmo), que se distinguen por
la búsqueda de una interioridad que pase por armonizarse con el mundo.
Estrictamente hablando, esas
religiones más orientales no exigen la existencia de un Dios personal, ni
tienen ideales de transformación o salvación, sino de salida de la historia.
Por el contrario, nuestras tres religiones se definen por la fe en un Dios
personal y por su radicalidad ética: ellas pretenden transformar la vida del
hombre sobre el mundo, recreando así o culminando, desde Dios, la misma
historia humana
Estas tres religiones monoteístas
pueden llamarse y son también espiritualmente semitas, pues han nacido en un
mundo cultural semita (hebreo, árabe y, en algún sentido, arameo). Así lo
dijeron, refiriéndose al cristianismo, a lo largo de la primera mitad del siglo
XX, varios papas (como Pio X, Pío XI y Pío XII), en un tiempo de duro
antisemitismo. Para judíos y musulmanes eso es evidente: ellos son semitas por
origen y tradición. Eso es claro también para los cristianos, que se han
abierto quizá más a otros mundos (como el indoeuropeo), pero que siguen y deben
seguir enraizados en el tronco semita de Abrahán, entendido y abierto de un
modo universal, conforme a la promesa más antigua de Gen 12, 1-3: «En ti serán
benditas todas las naciones de la tierra».
Hemos compuesto, según eso, un
diccionario de las religiones abrahámicas (es decir, vinculadas a la figura del
patriarca Abrahán), que son, al mismo tiempo, religiones proféticas (porque han
nacido a partir de la revelación de tres grandes profetas (Moisés, Jesús y
Muhammad) y religiones monoteístas (pues en el centro de las tres está el
descubrimiento y la veneración del único Dios, que ha querido revelarse a los
hombres). En un sentido muy general se podría decir que ellas tienen un tronco
común, representado por la historia israelita antigua, y por tres derivados o
ramas, que son el judaísmo moderno con el cristianismo (que nacen en el siglo
I-II d. C.) y el Islam (que nace algo más tarde, en el siglo VII d. C.).
Hemos querido poner de relieve ese
tronco común, propio de la historia israelita más antigua y de las tradiciones
semitas, representadas simbólicamente por Abrahán, creyente y amigo del único
Dios, símbolo y principio de los monoteísmos semitas, a quien los tres grupos
religiosos (judíos, cristianos y musulmanes) veneran como padre y/o inspirador,
aunque cada uno lo interpreta de un modo distinto. Este libro podría y debería
haberse titulado, en algún sentido, diccionario de Las Religiones Abrahámicas
o, quizá mejor, de Las Religiones Monoteístas, pero hemos preferido llamarle
Diccionario de las Tres Religiones, porque ellas han formado y siguen forman
una unidad especial dentro del mundo de las religiones, como verá fácilmente
quien utilice este libro.
Las tres primeras características
Estas tres religiones, vinculadas
entre sí como hemos dicho y seguiremos viendo, constituyen uno de los
patrimonios culturales y religiosos más altos de la historia de la humanidad.
Por eso hemos querido presentar sus elementos y rasgos fundamentales, de un
modo expositivo y comparativo, ecuménico y académico. Desde ese fondo,
reasumiendo y ampliando los elementos ya indicados, concretamos ahora las
aportaciones y rasgos básicos de este diccionario:
1. Éste es un diccionario de las
religiones abrahámicas, como hemos
indicado ya. Son religiones nacidas a partir de la intuición trascendental de
Abrahán, patriarca arameo (sirio), que peregrina desde Mesopotamia hasta
Palestina, el norte de Arabia y Egipto, vinculando de esa forma las grandes
tradiciones semitas. Pero, siendo de origen semita, estas religiones no se
quieren cerrar en sí mismas, sino que se abren, de formas distintas y
complementarias, al conjunto de la humanidad, en un diálogo que se sigue
manteniendo todavía, no sólo con el mundo indoeuropeo o con otras culturas
bantúes o mongólicas, sino con todos los pueblos de la tierra. En ese sentido
decimos que son religiones universales y así lo ha querido poder de relieve
este diccionario, partiendo de la fe de Abrahán y abriéndose con él (desde él)
a todos los creyentes, en sentido extenso.
2. Es un diccionario de las
religiones monoteístas, que confiesan la
existencia de un único Dios, que existe por sí mismo, como realidad personal, y
que actúa en la historia de los hombres. Por eso, en estas religiones resulta
fundamental la afirmación de fe monoteísta, frente al politeísmo (“no hay
muchos, sino un único Dios”) y frente al panteísmo (“hay un Dios personal, no
todo es igualmente divino”). Ha empezado a extenderse en ciertos círculos
políticos e intelectuales la sospecha de que todo monoteísmo resulta
dictatorial: si sólo hay un Dios, ese Dios impone desde arriba su propia
voluntad, de manera que no tenemos capacidad de rechazarle o de sentirnos
libres a su lado. Pues bien, en contra de eso, este diccionario quiere destacar
los aspectos positivos del monoteísmo religioso: (a) La fe en un único Dios
libera al hombre de otros pretendidos absolutos, poniéndole en manos de su
propia libertad. (b) La fe en un único Dios invita al hombre a creer en los
demás seres humanos. De maneras distintas pero convergentes, judíos, musulmanes
y cristianos vinculan el amor de Dios (la aceptación de su misterio) con el
amor al prójimo, es decir, con el diálogo no impositivo con todos los humanos.
No hay fe monoteísta sin diálogo creyente, sin un ofrecimiento de comunicación
a todos los hombres. Así lo pone de relieve este diccionario.
3. Es un diccionario de las
religiones proféticas. Se suelen distinguir tres tipos de
religiones. Las de tipo cósmico ponen de relieve la presencia o manifestación
de Dios en los fenómenos fundantes del mundo o de la vida, en el proceso de la
naturaleza; estas religiones tienden a ser politeístas. Las religiones
místicas, más propias del lejano oriente (hinduismo, budismo, taoísmo) acentúan
la inmersión del ser humano en lo sagrado. Más que en el mundo, diciendo que lo
divino se despliega y manifiesta en el mismo proceso de interiorización y de
liberación mental; estas religiones tienden a ser panteístas. Las religiones
proféticas (que son abrahámicas y monoteístas) ponen de relieve la personalidad
de Dios que se revela o manifiesta a través de la palabra y gesto de unos
hombres especiales concebidos como mediadores o reveladores de su voluntad. Así
lo ha puesto de relieve este diccionario, presentando y comparando los
elementos básicos y las implicaciones de la revelación profética, en su origen
y en nuestro tiempo. Por eso, en el centro de todas sus voces está la
experiencia de la profecía.
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